¿Te maltrata tu adolescente?

¿Qué hace que un niño cariñoso, buen alumno y conformista, de repente en la adolescencia se vuelva insoportable: tiránico, violento, y con exigencias crueles?

¿Qué haces si te golpea tu adolescente?

Hace varias generaciones esto hubiera parecido inconcebible, pero en la actualidad, es un fenómeno que ha adquirido dimensiones mundiales con la proliferación de familias de tipo permisivo. El 25 por ciento de las llamadas telefónicas dirigidas a las asociaciones contra los malos tratos en Estados Unidos, son llamadas realizadas por padres maltratados.

Como explica Boris Cyrulnik, en su libro, El amor que nos cura, esta situación es resultado de carencias emocionales en el hijo que pueden ser por abandono o por lo contrario: padres asfixiantes que han dado un exceso de cariño al niño, y ahora, que es adolescente y necesita separarse de ellos para consolidar su personalidad, no encuentra otra forma más que rechazarlos con violencia.

Esto es muy desafortunado y muy doloroso, pues los padres se sienten defraudados y muy desconcertados porque “le han dado todo”. No se dan cuenta que este exceso de afecto es una prisión que provoca una especie de carencia parecida a la que experimenta un niño abandonado. Al darle tanto, embotan al hijo que pierde interés en explorar, y esa seguridad total que le ofrecen, lo vuelve indiferente y apático y aletarga su vida emocional. La vida se vuelve sosa para el niño que los padres le hacen todo.

No en balde lo llaman: el bebé gigante, el tirano doméstico o el síndrome del emperador.

Esto explica como un niño cariñoso, buen alumno, conformista de repente en la adolescencia se transforma volviéndose insoportable: tiránico, violento, y con exigencias crueles en el seno de la familia, aunque permanezca “adorable” fuera de ella. Tiene la necesidad apremiante de soltarse del yugo de aquellos padres que insisten en seguir resolviéndole la vida y tratándolo como un niño.

Si  tu adolescente te maltrata, busca ayuda profesional. No dejes por vergüenza de atender esta situación pues sólo empeorará. Necesitas participar en una terapia familiar ya que un adolescente no empieza a golpear a sus padres “de repente” o “porque sí”; es un problema que se ha venido gestando desde la niñez y hay que atender la raíz. Si desde pequeño no le pusiste límites o permitiste que te golpeara, ahora que es adolescente el problema se agrava.

La buena noticia es que hay ayuda. De ti depende si elijes quedarte sufriendo en esta posición de mártir por vergüenza, negación o para guardar las apariencias, o das el paso para sanarla con ayuda profesional.

 

también te puede interesar

¡Sé el primero en enterarte!
Esconder