¿Eres una abuela Santa Claus?

Una cosa es regalar en momentos especiales o de vez en cuando y otra muy diferente, regalar todo el tiempo y sin medida.

Regalar es maravilloso. Nada puede darte más placer que ver la cara de tu nieto cuando le das algo que le encanta. “¡¡Gracias, gracias, gracias, abuela!! ¡Me haces feliz!”

Cuando participas en la alegría del nieto, el corazón se te abre para recibir su gratitud y te conmueve. Pero una cosa es regalar en momentos especiales o de vez en cuando y otra muy diferente, regalar todo el tiempo y sin medida.

“Ya no sé qué hacer, me he cansado de decirle a mi suegra que ya no le regale tanto a mis hijos. ¡Es exagerado! Tienen una cantidad de juguetes que ni los cuidan y ¿de qué sirve que yo les niegue algo?, si saben que la abuela se los va a comprar la próxima vez que los vea. A veces pienso que lo hace a propósito, para contradecirme. ¡Estoy harta!”

Es muy claro lo que está haciendo esta abuela: está comprando a sus nietos. Ha iniciado una competencia para ver quién es la más querida y piensa ganarla. Para ello pasa por encima de lo que la nuera le pide porque su meta es clara: quiere ganarse el cariño de los nietos y está convencida de que sólo lo conseguirá si les compra ¡TODO!

Tienes una concepción muy limitada de ti mismo si crees que sólo te pueden querer cuando regalas. Piensas que vales muy poco si para sentirte tomado en cuenta necesitas comprar a las personas. Cuando esto ocurre es porque tu autoestima está por los suelos. Si este es tu caso, en vez de utilizar a los nietos, cultiva tu autoestima. Encuentra una terapia y busca maneras de darte a ti mismo lo que estás tratando de tomar de los demás. Reconoce tu valor y encuentra maneras de darte el amor que buscas a través de otros.

Si tratar de que te quieran, puede ser una razón para regalar de más, también lo puede ser para compensar por la falta de atención. Entonces es la CULPA la que te tiene agarrada del cuello. Pero ¡la culpa es mala consejera! Cuando el nieto pide que le compres algo, la culpa te susurra al oído, “¿Cómo no se lo vas comprar si hace tanto que no lo ves?” Agachas la cabeza y terminas dándole algo muy caro, que seguramente no necesita, o que no es adecuado para él.

La culpa te hace sentir francamente incómoda cuando no das atención, y la tentación de acallarla, a través de complacerlo y comprarle toda clase de cosas, es muy atractiva. Los niños y jóvenes aprenden desde pequeños a darse cuenta cuando te sientes culpable y te manipulan para conseguir lo que quieren.

Otra razón para dar de más puede ser como resultado de las restricciones que tuviste en tu infancia. Si tu familia tuvo limitaciones económicas ahora que tienes a tu nieto le quiero comprar todo. Tratas de llenar un hueco emocional viviendo a través de él para compensar por lo que te hizo falta. Nuevamente, no estás realmente tomando en cuenta a tu nieto, sólo estás ocupándote de ti mismo.

El mejor regalo que puedes darle a tu nieto es tu amor. ¿Por qué piensas que es insuficiente? Cuando tengas la tentación de regalarle algo por las razones equivocadas, recuerda que darle atención, escucharlo y jugar con él, son expresiones de ese amor que lo hacen sentir importante y le dicen cuánto significa para ti. ¡No puede haber algo mejor que obsequiarle!

 

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